702 - Ana, gracia sobre gracia. 1Sa 1:27-28

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

702 – 1Sa 1:27-28 Ana, gracia sobre gracia. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. Con primera de Samuel inicia la monarquía de Israel y está dividido en tres partes: 1) La vida y ministerio de Samuel (1Sa 1-7). 2) Establecimiento de la monarquía en Israel con la elección del primer rey: Saúl (1Sa 9-15). 3) Constante caída del rey Saúl y preparación de David para el reino (1Sa 16-31). Samuel fue el último juez de Israel, y el primer sacerdote y profeta que sirvió durante la época de un rey. El libro inicia con el testimonio de Ana la madre del profeta Samuel. Es un refrigerio encontrar un espíritu tan gentil como el de Ana en medio de la decadencia moral que siguió al gobierno sacerdotal del amable pero débil Elí. Ana significa gracia, y ella es fiel a su nombre; así la gracia de Dios es hecha suficiente para ella. I. Ana se sentía triste. “Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?” (1Sa 1:8). Luego Ana reconoce que es “Una mujer atribulada de espíritu” (1Sa 1:15). Ana estaba deprimida. La tristeza de Ana era porque: 1. No tenía hijos (1Sa 1:5). Creyendo que “herencia de parte de Jehová son los hijos” (Sal 127:3), estaba dolorida en su alma porque esta herencia no fuera de ella. Consideraba una vergüenza ser estéril. ¿Nunca te ha entristecido el alma el ser estéril para Dios? Es una vergüenza para todo cristiano ser estéril en la obra de Dios (2Pe 1:8). 2. Era escarnecida. “Peniná… Su rival, la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.” (1Sa 1:6). Cuando los impíos parecen gozar más del favor de Dios que los creyentes es una experiencia humillante que pone a prueba el corazón ¿Acaso Dios no es bondadoso? Sí, es bondadoso, pero permite estos ardientes dardos del enemigo para enseñarnos la soberanía de Dios. 3. Era de corazón sensible. “Ana lloraba, y no comía.” (1Sa 1:7). Si su corazón estuviera endurecido, hubiera llorado menos. Hay gran esperanza para el obrero cristiano que llora por la esterilidad de su vida. Es bueno que sintamos esta “amargura de alma… delante de Jehová” (1Sa 1:10,12). II. Ana mujer de oración. 1. Ella oraba. “Oró a Jehová, y lloró abundantemente” (1Sa 1:10). No devolvía injuria por injuria; siendo escarnecida, no amenazaba siguiendo las pisadas del Señor (1Pe 2:21-23). Los azotes de su enemiga solo servían para llevarla al lugar de bendición. Gracias Dios por las pruebas que nos conducen a Tú presencia para: clamar de corazón, obedecer al Padre de los espíritus, participar de su santidad, y dar fruto apacible de justicia (He 12:9-11). 2. Hizo voto. “Jehová de los ejércitos, si… das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová” (1Sa 1:11). Dios se agrada al honrarlo con los regalos que Él da. “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.” (He 12:28-29) 3. Ana oró con fe. “Y se fue la mujer por su camino, y no estuvo más triste” (1Sa 1:18). El Señor le había hablado al corazón hallando gracia y consuelo, como lo hizo Booz con Rut (Rut 2:13). Una cosa es hablarle al Señor de nuestras cargas; otra es muy distinta echarlas sobre el Señor “porque Él tiene cuidado de vosotros.” (1Pe 5:7). Ana descansó en Dios al usar la mejor medicina para la depresión: La oración con fe y acción de gracias: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Fil 4:6-7). III. Ana se regocija (1Sa 2:1). El gozo de Ana es porque halló gracia sobre gracia (Jn 1:16): 1. Su oración tuvo respuesta. “Le puso por nombre Samuel