669 - La vida y la muerte. Dt 30,19
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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669 – Dt 30:19 La vida y la muerte. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; Abandonar a Dios es abandonar la fuente de aguas vivas, y cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. (Jer 2:13). No tenemos elección entre la plenitud oceánica de la gracia infinita de Dios y los desiertos secos y estériles de las vanas imaginaciones del hombre. En Dt 30 tenemos siete promesas que se dan a aquellos que se conviertan al Señor y obedezcan su voz escogiendo la vida y no la muerte(Dt 30:1-2). Esto implica el regreso a Dios, y la consagración de la vida a Él. Si “te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti.” (Dt 30:2-3). Veamos estas promesas de escoger la vida: 1. Liberados. “Entonces Jehová hará volver a tus cautivos” (Dt 30:3). El resultado de escoger seguir a Dios arrepentidos, convertidos de corazón y obedeciendo su palabra (Dt 30:1-2). Es que “conoceréis la verdad [a Cristo], y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo [Cristo] os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn 8:32, 36). Cristo desatará tus cadenas de iniquidad y libertará tu alma del lazo del diablo (2Ti 2:26). Cristo libera del poder de las tinieblas a los que fueron vendidos bajo el pecado (Ro 7:14; 2Co 1:10; Is 55:7). Somos trasladados del reino de la muerte al reino de la vida: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col 1:13). 2. Restaurados. “De allí te recogerá Jehová tu Dios” (Dt 30:4). Al escoger seguir a Dios y ser liberados, tenemos comunión, reconciliados, estar en paz con Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;” (Ro 5:1). El hijo pródigo en Lc15:11-32 fue libertado cuando volvió en si, y fue restaurado cuando cayó en brazos de su padre lleno de gracia. 3. Herederos. “Te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien” (Dt 30:5). Todos los reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo son hechos hijos de Dios (Jn 1:12). “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Ro 8:17). 4. Disciplinados. “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón” (Dt 30:6). Un corazón circuncidado es un corazón contrito, humilde, obediente, desligado del mundo y del yo, y centrados en el Señor. La disciplina es la señal dolorosa de la posición de hijos (He 12:8), pero es también una necesidad para dar fruto apacible de justicia (He 12:10-11; Jn 15:2). Es la manera de quitar el corazón de piedra para dar lugar al corazón de carne sensible a la palabra de Dios (Ez 36:26), y crecer a la estatura de la plenitud de Cristo (Ef 4:13). 5. Defendidos. “Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos” (Dt 30:7). ¡Qué diferencia entre la disciplina y la condenación! (Éx 11:7). No debemos maldecir a nuestros enemigos, sino orar por ellos. La venganza es mía, dice el Señor. Vence con el bien el mal (Ro 12:19-21). Pon a todos tus enemigos en sus manos. Vosotros sois como la niña de sus ojos. (Dt 32:10). 6. Fructíferos. “Te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos” (Dt 30:9). Los árboles plantados y regados por Dios nunca carecen de fruto. Florecen hasta en la vejez como la palmera (Sal 92:12-15). “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo” (Jn 12:24). Es crecer hacia abajo arraigados, echar raíces (menguar, morir), y crecer sobreedificados en la nueva vida en Cristo (Col 2:7). 7. Gozo continuo. “Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien” (Dt 30:9). Un hijo sabio alegra a su padre. “Se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof 3:17). El padre del hijo prodigo se regocijó