651 - El día de expiación. Lv 16:10

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

651 – Lv 16:10 El día de la expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. El día de la expiación era el gran día de Israel. Era el día más solemne de todo el año para el sumo sacerdote. El día de la humillación de Cristo fue el más solemne en toda la historia de su existencia eterna. La clave está en Lv 16:30 Porque en este día se hará expiación por vosotros y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. Encontramos cuatro cosas: 1. La obra: “expiación por vosotros”. 2. El obrero: “el sacerdote”. 3. El tiempo: “en este día”. 4. El propósito: “seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová”. Era un gran día de humillación, trabajo para el sumo sacerdote y reposo para el pueblo, sacrificio especial para el perdón de los pecados, y ser santificados por Dios. “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.” (He 10:10). I. Día de necesaria humillación. Las vestiduras de gloria y hermosura tenían que ser puestas a un lado, revistiéndose el sumo sacerdote de la lisa y llana “túnica santa de lino” (Lv 16:4). No podía representar al pueblo delante de Dios hasta haber hecho la expiación. Cristo se despojó, humillo a Sí mismo (Fil 2:7-8). Y aunque en forma de siervo, su carácter es como lino “santo, inocente, sin mancha” (He 7:26). II. Día de sacrificio especial (Lv 16:5-11). El sacerdote tenía que ofrecer primero un sacrificio por el pecado de sí mismo. Cristo, siendo el Hijo, no necesitó esto (He 7:27). Los dos machos cabríos constituían una sola ofrenda, simbolizando los dos aspectos de la muerte de Cristo, expiación y sustitución. “Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre Él, para enviarlo a Azazel al desierto.” (Lv 16:9-10). El primero para expiación de los pecados (Lv 16:9) y el otro por “Azazel” para la reconciliación con Dios (Lv 16:10, 21-22). III. Día de solemne imputación. “Pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel” (Lv 16:21-22). El macho cabrío por Azazel era hecho maldición por ellos, “Cristo fue hecho por nosotros maldición” (Gá 3:13), y conducido a morir en una tierra deshabitada fuera del campamento llevando en su cuerpo las iniquidades del pueblo. “Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.” (He 13:12), Cristo “quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” (1Pe 2:24; 3:18). IV. Día de acercamiento a Dios (Lv 16:12-15). Ese día se corría el velo para entrar al lugar santísimo. Con la muerte de Cristo “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo” (Mt 27:51; Lc 23:45). La sangre era rociada sobre y encima del propiciatorio, tipificando: (1) una aceptación completa; (2) una posición segura (Ef 1:6-7). “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (He 10:19-22). V. Día de verdadera aflicción. “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: … afligiréis vuestras almas” (Lv 16:29). El pecado no es una insignificancia, como tampoco lo es la expiación. Los corazones superficiales siempre lo tratarán a la ligera. La expiación tiene que ser aceptada con corazones convencidos, contritos,