645 - La iglesia del becerro de oro. Ex 32:3-4.

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

645 – Ex 32:3-4 La iglesia del becerro de oro. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.   La tentación más grande del creyente sigue siendo querer moldear a Dios a su parecer, a su gusto, para hacer lo que convenga, obedecerlo u obviarlo. La iglesia del desierto, llamada también la iglesia del becerro de oro, es un ejemplo de las iglesias al gusto del cliente. Son iglesias cristianas que fabrican sus propios becerros de oro y dejan de adorar al Dios vivo y verdadero. Dios responde con gran ira cuando su misericordia es pisoteada. Dios estableció en el primer mandamiento: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” (Ex 20:1-6). Dios no puede obrar en nosotros cuando ponemos algo o alguien por encima de Él. ¿Existe algún ídolo en su vida que impida que el verdadero Dios viva en usted? “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2Ti 4:3-4). 1. Guiados por becerros de oro (Ex 32:1) “haznos dioses que vayan delante de nosotros”. Piden al pastor Aarón que les haga un becerro de oro que los guie. Es un ejemplo de las iglesias al gusto del cliente, donde el pastor complace el gusto de los miembros porque si no se van y pierden los diezmos. Solo mensajes de prosperidad, bendiciones, y sin aderezo de santidad, juicios, e infierno. La iglesia de Jesucristo debe ser guiada, transformada por el poder de la palabra de Dios y el Espíritu Santo; y no guiada por hombres o mujeres convertidos en becerros de oro. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1Ti 4:1). 2. Atribuir salvación a los becerros de oro (Ex 32:3-5). Entregaron el oro a Aarón quien “hizo de ello un becerro de fundición.  Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.” (Ex 32:3-4). Los guiados por becerros de oro, son de corta memoria, olvidan muy rápido quién fue el que: 1) Los había sacado de la esclavitud del pecado de Egipto. 2) Abrió el mar para que pasaran en seco. 3) Les dio agua de la roca. 4) Les entregó la palabra demostrando que es fuego consumidor.  El apóstol Pedro advierte: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.” (2Pe 2:1). 3. Adoración al becerro de oro (Ex 32:5). “Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.”  Pastores como Aarón se prestan para ser adorados. No se debe adorar a los hombres, ni imágenes de hombre, mujer, animales, ni ángeles, adoremos solo a Dios. El apóstol Juan quiso adorar al ángel y este respondió: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios” (Ap 19:10). Vuelve a cometer el mismo error y el ángel lo corrige de nuevo: “Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios