642 - Moisés, la peña de Horeb. Ex 17:6
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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642 – Ex 17:6 Moisés, la peña de Horeb. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. La murmuración dominó a la nación de Israel. El gigante de la murmuración impidió a Israel entrar en la tierra prometida. Sólo dos de los que salieron de Egipto, Josué y Caleb, entraron a la tierra prometida, el resto quedaron postrados en el desierto. El gigante de la murmuración se pasea muy cómodamente en las iglesias, y algunos hogares cristianos. Israel en el viaje por el desierto no consigue agua y murmuran por tercera vez contra Dios y Moisés. Se estima que el pueblo de Israel murmuró unas diez veces contra Dios y Moisés. En Ex 17:1-7 Dios en su misericordia hará el milagro más asombroso en el desierto, proveer agua de la roca, pasaje que es un tipo del sacrificio de Cristo para la salvación de la humanidad. Pablo dice que “la roca era Cristo” (1Co 10:4). Así que, la roca es tipo de Cristo. Una roca habla de refugio, seguridad, durabilidad, fortaleza. Cristo es la gran roca, peñasco escondedero y fuente de agua viva en tierra calurosa: “Y será aquel varón [Cristo] como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” (Is 32:2). 1. Sedientos por el camino. Israel llega a Refidim y no había agua para beber y se quejaron contra Moisés quién responde: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?” (Ex 17:1-3). a. Moraban en una tierra estéril. “No había agua” (Éx 17:1). Este mundo, por sí mismo, nunca puede calmar la sed de un alma sedienta sin Dios porque todas sus cisternas están rotas: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.” (Jer 2:13). Separados de la Cruz de Cristo, “los rebeldes habitan en tierra seca” (Sal 68:6b). b. Sus almas estaban sedientas. “El pueblo tuvo allí sed” (Éx 17:3). Sin agua mostraron la sequedad del alma, no clamaron a Dios sino que se quejaron, murmuraron, tentaron a Dios. Pablo nos exhorta a que no tentemos al Señor: “Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.” (1Co 10:9-11). 2. La roca fuente de agua viva. Dios de pura gracia provee la solución al alma sedienta, y dice a Moisés: “He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.” (Ex 17:6). a. La roca era Dios. “He aquí que Yo estaré… sobre la peña de Horeb” (Éx 17:6a). Es tipo de que Cristo encarnado era Dios. “Yo y el Padre uno somos.”(Jn 10:30). “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2Co 5:19). La roca de Horeb por sí sola no podía hacer nada, pero Dios sobre la roca podía hacer cualquier cosa. La roca representa a la naturaleza humana del Señor Jesús, Dios sobre la roca, su divino poder y Deidad. La fuente de nuestra salvación está en Dios, el canal de comunicación es Jesús. Él es “Señor y Cristo” (Hch 2:36). b. La roca debía ser golpeada. “Y golpearás la peña” (Éx 17:6b). Dios envió a su Hijo para que la salvación pudiera ser traída mediante un golpe, el sacrificio del Ungido de Dios: “Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados; por sus llagas fuimos nosotros curados” (Is 53:5). c. La roca debía ser golpeada con una vara. “Toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río” (Éx 17:5). La vara del juicio que había convertido el río en sangre, señal