638 - El evangelio de Moisés. Ex 6:6

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

638 – Ex 6:6 El evangelio de Moisés. Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes.   El Señor le dijo a Moisés: “Ahora verás lo que Yo haré” (Ex 6:1). El tiempo de la liberación de Israel estaba cercano. Moisés es enviado a sus hermanos con un séptuple mensaje de parte del Señor. Dios recuerda el pacto con Abraham, Isaac y Jacob (Ex 6:2-5), y da a Moisés un glorioso evangelio de esperanza para predicar a los míseros, impotentes, judíos esclavos en Egipto. El evangelio de Moisés (Ex 6:6-8) es una magnífica ilustración del evangelio de Cristo hecho completamente seguro por las siete proclamaciones de Jehová, buenas nuevas de salvación, proclamadas por Moisés a Israel al igual que Pablo “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro 1:16). 1. Descanso de las pesadas cargas. “Yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto” (Éx 6:6a). El descanso era muy necesario para la dura servidumbre de Israel. Hacer ladrillos sin paja era una tarea dura y continua. En el servicio del pecado de Egipto no hay descanso. El evangelio de Dios, que nos viene por medio de Jesucristo, nos ofrece alivio de la pesada carga del pecado y de la culpa: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mt 11:28). Acepta a Cristo y descansa en su amor perdonador, reposa en la calma de su corazón lleno de gracia. “Si confesamos nuestros pecados, Él [Cristo] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Jn 1:9). 2. Liberación del poder del enemigo. “Os libraré de su servidumbre” (Éx 6:6b). No hay otro escape de la atadura del pecado y de Satanás sino por medio de la intervención del poder y de la gracia de Dios todopoderoso. “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col 1:13). Liberados de la mano de nuestros enemigos porque la gracia de Dios no es para dejarnos en la casa de servidumbre, es para darnos libertad plena, salvación y vida eterna. “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn 8:32,36). 3. La redención con grandes juicios. “Y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes” (Éx 6:6c). El juicio y la redención van juntos en la obra salvadora de Dios. Antes que Israel pudiera salir de Egipto los juicios de Dios debían ser derramados sobre Egipto. Antes de la ofrenda debía haber una muerte expiatoria. Antes que Cristo pudiera salvarnos de la maldición de la ley, tenía que ser “maldición por nosotros” (Gá 3:13). “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1Pe 3:18). 4. El pueblo de Dios. “Y os tomaré por mi pueblo” (Éx 6:7a). La posesión es el fin de la redención: “No sois vuestros… porque habéis sido comprados por precio” (1Co 6:19-20). Redimidos “de la maldición de la ley… a fin de que por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gá 3:13-14). Por medio de Cristo, Él nos ha tomado a Sí mismo, para ser guardados por su poder y ser usados para su gloria; tomados para con Él y en Él (Jn 14:16-17). Jesucristo “quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.” (Tito 2:14). “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Ef 2:19). 5. La seguridad de Emanuel: Dios con nosotros. “Y seré vuestro Dios” (Éx 6:7b). La más grande y dulce seguridad de la mutua entrega. Nosotros nos damos enteramente a su demanda de ser todo suyos. Él se da a Sí mismo, como Dios, a las vidas de su pueblo creyente. Empieza a ser totalmente para Dios, y Dios