631 - José, no a la tentación. Gn 39:9

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

631 – Gn 39:9 José, no a la tentación. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?   La tentación tiene muchos rostros, hay por ejemplo tres categorías: (1) La tentación material: Es el anhelo apasionado por las cosas. Esta puede ser una casa, un anillo, un carro último modelo. (2) La tentación personal: Consiste en el deseo intenso de fama, autoridad, poder, el control sobre los demás. Puede ser el deseo ardiente de tener el título de: presidente ejecutivo,  director, doctor, profesor, pastor. No hay nada malo con estos títulos, posiciones, hasta que se presenta el deseo ardiente y dice: ¡Tú mereces eso, por lo que significará para ti”¡ (3) La tentación sexual: Es el deseo lascivo, lujurioso por el cuerpo de otra persona. José dejó una enseñanza para todas las generaciones, al enfrentar la tercera categoría de la tentación. “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” (Ap 21:7). 1. El mayordomo fiel (Gn 39:2-6). “Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.” (Gn 39:2-4). José había sido vendido por sus hermanos a los mercaderes y estos lo llevaron a Egipto y lo vendieron como esclavo a Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia (Gn 39:1). Por la bendición de Dios y el servicio diligente de José, pronto le confiaron la administración de la casa de Potifar. De ser un simple esclavo, pasó a administrar la casa del máximo jefe militar de Egipto. Dios, a través de José, bendijo, la casa de Potifar y con José a cargo, Potifar no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía (Gn 39:5-6). Solo queremos oír: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” (Mt 25:21). 2. A mayor éxito mayor vulnerabilidad (Gn 39:6b) “Y era José de hermoso semblante y bella presencia.” El tentador busca a la persona respetada, a la que se le reconoce autoridad moral, al individuo de éxito, al cónyuge, socio fiel, al alma piadosa. F. B. Meyer dice: “Podemos esperar la tentación en los días de prosperidad y de holgura, no en los de privaciones y de trabajo duro. No cuando el joven está ascendiendo arduamente la empinada escalera de la fama, sino cuando ha entrado por la puerta dorada del éxito; no donde los hombres fruncen el entrecejo, sino donde sonríen dulcemente con sonrisas exquisitas de aprobación; ¡es ahí, es ahí que la tentación está al acecho! ¡Cuidado!.”  José era un joven que lo tenía casi todo: fama, poder, autoridad, respeto y sin proponérselo, “era José de hermoso semblante y bella presencia”. No es de sorprenderse, que el tentador, se concentrara en estos atributos físicos. Con el temor de Dios: “Serás librado de la mujer extraña, de la ajena que halaga con sus palabras, la cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios.” (Pr 2:16-17). 3. No a la tentación (Gn 39:7-12). La escritura dice: “Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.” (Gn 39:7). “Aconteció después de esto” se refiere que después del éxito obtenido por José; llegó la tentación. La esposa de Potifar fue directa, descarada y desvergonzadamente agresiva (Gn 39:7). José inmediatamente ¡dijo NO! Se resistió a las tentadoras palabras (Gn 39:8). Esta no fue una tentación de un día sino de una tentación reiterada de varias veces y días. Cada vez José no la escuchaba (Gn 39:10). La esposa de Potifar, era una seductora perversa, y como José se negó a acceder le tendió una trampa. El resultado fue que José huyó de la tentación (Gn 39:11-12). ¿Cómo pudo José decir NO y huir de la tentación?