628 - Jacob, el peregrino soñador. Gn 28:12
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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628 – Gn 28:12 Jacob, el peregrino soñador. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Las elecciones y decisiones, inapropiadas de los padres, llevan a la familia a circunstancias que generan divisiones y separaciones innecesarias. Jacob tiene que huir de la casa de su padre, porque su hermano Esaú le quería quitar la vida. En el camino, Jacob hace un altar y voto para Dios, comprometiéndose a servirle de corazón, recibiendo paz y seguridad para continuar su largo peregrinar. Cuando el ser humano reconoce a Dios en su corazón, se produce un cambio trascendental en su vida, edifica altar a Dios y le sirve incondicionalmente, recibiendo a cambio la continua presencia de Dios. “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” (Sal 16:11). 1. Dios aparece a Jacob en Bet-el (Gn 28:10-15). Jacob deja Beerseba, huyendo de su hermano Esaú, e inicia su peregrinar hacia Harán donde habitaba la familia de su mamá. Después de un largo camino llega a Bet-el (a unos 64 Km.) al norte de Beerseba. Cansado del camino y usando una piedra como almohada, cayó pronto en un profundo sueño. Y mientras duerme “soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.” (Gn 28:12): (1) Según Hebreos 1:14, los ángeles son espíritus ministradores enviados para ministrar a los herederos de la salvación. (2) Abraham, su abuelo, había disfrutado de su bendito ministerio (Gn 18:1-16). Jacob ahora compartía la misma experiencia. (3) Jacob contempla la presencia de Dios en lo alto de la escalera, y por primera vez, escucha la voz de Dios confirmándole el pacto hecho con su abuelo Abraham, y a su padre Isaac (Gn 28:13-15). Esta escalera es una hermosa figura de Jesucristo que es “el camino, y la verdad, y la vida” (Jn 14:6). La escalera de la cruz de Cristo nos da acceso al lugar santísimo, “al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (He 4:16). Todas las escaleras juntas de los hombres son incapaces de llegar al cielo (Ro 10:3). Solo en Jesús hay salvación; “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hch 4:12). 2. La más preciosa de las promesas (Gn 28:15). “He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.” Dios repite a Jacob las promesas dadas a Abraham: Posesión de la tierra donde estaba acostado. (Gn 28:13-14). Protección (Gn 28:15a). Y le da una nueva y más preciosa de las promesas “no te dejaré” (Gn 28:15b). La presencia constante del Señor. Dios da a Jacob esta promesa en una manifestación de pura gracia y la dará luego a sus descendientes: (1) Fue dada a Israel, a través de Moisés, antes de cruzar el río Jordán (Dt 31:6). (2) Dada a Josué al asumir el liderazgo y prepararse para la batalla (Jos 1:5-8). (3) A Salomón para la edificación del templo (1Cr 28:20). (4) A los discípulos justo antes de que Jesús ascendiera a los cielos (Mt 28:20), y (5) Confirmada para nosotros en He13:5-6. A todas las generaciones de la fe: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Is 41:10). 3. Bet-el, casa de Dios y puerta del cielo (Gn 28:16-19). Al igual que su abuelo Abraham en Gn 12:7-8 hace un altar a Dios y coloca el nombre al lugar Bet-el (casa de Dios). Dios tocó el corazón de Jacob en Bet-el donde recibe salvación. Cuando el ser humano reconoce a Dios en su corazón, recibe salvación, vida eterna, y se convierte en morada del Espíritu Santo (1Co 3:16; 6:19). Al recibir salvación, somos transformados en nuevas criaturas, y deseamos predicar el evangelio a toda persona