600 - Misterios inexplicables. Ecl 8:10
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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600 – Ecl 8:10 Misterios inexplicables. Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. El ser humano debajo del sol sin Dios es desafiado con los misterios inexplicables de la vida, los cuales no pueden explicar por mucha sabiduría que posean, investigación o esfuerzo que hagan. Durante la segunda guerra mundial preguntaron al presidente Churchill por las decisiones desconcertantes de los rusos y dijo: “Es un acertijo, envuelto en un misterio y encerrado en un enigma”. Solo Dios es el que puede revelar los misterios inexplicables porque “El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con Él mora la luz.” (Dn 2:22). El rey Nabucodonosor tuvo un sueño con un misterio inexplicable, a lo cual Daniel respondió: “El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios” (Dn 2:27-28). 1. El misterio de las recompensas injustas (Ecl 8:10-13). “Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.” (Ecl 8:10). Salomón presenta un ejemplo del misterio de las recompensas injustas con el funeral impresionante de una persona que ha hecho mucho mal, cuyo resultado es que la maldad de su vida queda encubierta. En cambio los que han demostrado llevar una vida santa, intachable, de bien para la sociedad nadie se acuerda de ellos. Salomón coloca otro ejemplo del misterio de las recompensas injustas con el mal elogiado, entronizado: “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.” (Ecl 8:11). Salomón explica lo asombroso de que algunas personas cometen grandes fechorías y la justicia no los alcanza aumentando sus malvados hechos y concluye diciendo: “Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.” (Ecl 8:12-13). 2. El misterio de las consecuencias injustas (Ecl 8:14) “Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.” Parece que Salomón estuviera viviendo en pleno siglo XXI porque este es uno de los misterios de la vida cotidiana donde parece que la providencia trata a ciertas personas buenas como si fueran malos y viceversa. Cuando este tipo de misterio sucede en algunas familias, como la pérdida de un hijo de manera inexplicable, estas familias pierden la armonía, se disuelven, al echarse la culpa los unos a los otros. Es diferente cuando descansamos en Dios con la sabiduría divina y el discernimiento espiritual, porque: “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.”(Mal 3:18). 3. EL misterio del gozo inoportuno (Ecl 8:15). “Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.” Salomón recomienda que lo mejor de la vida, es que disfrutemos lo obtenido por el trabajo, en lugar de tratar de descifrar los misterios de las recompensas y las consecuencias injustas. “¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra.” (Sal 25:12-13). 4. Los misterios de Dios (Ecl 8:16-17). “Yo, pues, dediqué mi corazón a