597 - La fortaleza que da la sabiduría divina. Ecl 7:19

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

597 – Ecl 7:19 La fortaleza que da la sabiduría divina. La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.   La sabiduría que proviene de Dios es mayor que la sabiduría colectiva de un grupo de hábiles gobernantes sin Dios. La sabiduría divina, cuya fuente es Dios, nos da estabilidad, equilibrio, fortaleza interior y eleva nuestro nivel de discernimiento para vivir en un mundo de debilidad, incertidumbre, con muchos momentos de presión extrema y tentaciones para buscar la satisfacción debajo del sol sin Dios. Salomón enseña que la dependencia de Dios no es una debilidad sino una gran fortaleza para nuestra vida debajo del sol. La fortaleza que brinda la sabiduría divina nos ayuda vivir en sujeción a Dios, agradándole en todo, al tener la oportunidad de respirar y pensar, para poder controlar con paciencia, tolerancia nuestros pensamientos, emociones, voluntad y actitud cuando se presentan las presiones, tensiones dolorosas, difíciles. Además de dar buenos frutos, ésta fortaleza divina también nos ayuda a seguir creciendo en el conocimiento de Dios, descansando, confiando y esperando siempre en Él como David. “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” (Sal 42:5).   1. Fortaleza para aceptar las presiones dolorosas de la vida (Ecl 7:19). “La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.” La persona que posee y aplica para vivir la sabiduría divina posee una fuerza, fortaleza interna a la que no pueden compararse diez influyentes mandatarios de la ciudad. “Tomó el sabio la ciudad de los fuertes, y derribó la fuerza en que ella confiaba.” (Pr 21:22). Esto lleva a la conclusión que los sabios poseen fortaleza para aceptar, manejar de la mejor manera las presiones, tensiones dolorosas, extremas de la vida. El apóstol Pablo oraba “para que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (Col 1:9-11). La sabiduría divina e inteligencia espiritual se manifiesta en nuestras emociones, pensamientos, voluntad, conducta,  y actitud para vivir en sujeción a la voluntad de Dios, agradando a Dios, llevando fruto en toda buena obra, creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos con el poder de Dios, para toda paciencia y tolerancia. David practicaba la sabiduría divina e inteligencia espiritual, veamos dos ejemplos: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza.” (Sal 62:5). “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.” (Sal 116:7). David estaba diciendo: “¡Pensamientos cálmense! Emociones, lo que ustedes sienten, no coincide con la vida de Dios. ¡Sujétense al Señor!” 2. Fortaleza para evitar las trampas de la credulidad (Ecl 7:20-21a). “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan”. Salomón hizo énfasis en los efectos del pecado y en la universalidad de las transgresiones personales. Es posible que el apóstol Pablo hiciera referencia a este pasaje cuando dijo “No hay justo ni aún uno” (Ro 3:10). Salomón nos ayuda a recordar que cuando los admiradores derrochan su alabanza, con todas las cosas que hablan de nosotros no debemos tomarlos en serio. La sabiduría divina tiene un sistema de filtración que rechaza toda verborrea y nos guarda de creerla; manteniéndonos los pies sobre la tierra y ayudándonos a evitar el orgullo y quitarle la gloria a Dios. Jesucristo advierte sobre la popularidad diciendo: “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.”(Lc 6:26).