590 - Un gran mal doloroso. Ecl 5:13
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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590 – Ecl 5:13 Un gran mal doloroso. Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; Las riquezas permiten al ser humano, debajo del sol sin Dios tener bienes, lujos, deleites temporales. Pero mayores serán los problemas porque las riquezas no sacian, siempre se quiere un poco más, y en la medida que logran aumentar sus ingresos, al mismo ritmo se multiplican los egresos. Curiosamente, muchas personas que ganan bastante ahorran poco o hasta se endeudan. Con sus ojos ven las riquezas que ingresan sólo para gastarlas luego. En lugar de seguridad y tranquilidad, las riquezas pueden traer inquietud y preocupación. El trabajador pobre, exhausto de su día de labores, disfruta del sueño. En cambio, el rico puede padecer de insomnio por temor a perder sus abundantes posesiones. Quizá lo peor de todo es que los ahorros se pierdan. Se pueden esfumar en un mal negocio, y el que era rico queda sin nada para dar a sus hijos. Pero aun los que evitan inversiones desastrosas definitivamente perderán sus bienes algún día. Cuando mueran, saldrán de este mundo tan desnudos como cuando nacieron. No podrán llevarse nada de la ganancia de su trabajo, aunque hayan pasado muchas dificultades para ahorrar. Todo su esfuerzo fue en vano y aflicción de espíritu como el viajero desesperado persiguiendo el viento para atraparlo. Por lo tanto, Dios advierte que “No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.” (Sal 62:10). 1. Un mal doloroso (Ecl 5:13-14). “Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.” El dinero no es malo en sí mismo, pero el amor al dinero lleva a toda clase de pecados. “He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad.” (Sal 52:7). Es una paradoja vivir miserablemente negándose toda satisfacción con el dinero obtenido para después perderlo. “Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.” (Pr 28:22). Las riquezas guardadas causan males dolorosos al perderlas en malos negocios, malas ocupaciones, y los herederos quedan sin nada. Job enseña que las riquezas del impío las heredará el justo porque, “Aunque amontone plata como polvo, y prepare ropa como lodo; la habrá preparado él, mas el justo se vestirá, y el inocente repartirá la plata.”(Job 27:16-17). Salomón lo apoya afirmando: “El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.” (Pr 13:22). “Porque las riquezas no duran para siempre; ¿Y será la corona para perpetuas generaciones?” (Pr 27:24). 2. Desnudos del polvo, desnudos al polvo (Ecl 5:15-16). “Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?” Recordamos que Salomón no está enseñando que no se trabaje o que seamos negligentes en el trabajo sino que la abundancia de bienes no traerá satisfacción eterna al ser humano. Salomón argumenta que aunque no se perdieran las riquezas, sino que se conservaran a través de toda la vida, uno no podría “llevárselas consigo”. “Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.” (Sal 39:6). Antes lo explicó diciendo que el que se afana trabajando para el viento es como las bestias porque “Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.” (Ecl 3:20). Ahora está recordando al ser humano debajo del sol que así como nacemos desnudos volveremos al polvo sin nada, desnudos. Por lo tanto, “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.