582 - Del polvo a la gloria. Ecl 3:20

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

582 -  Ecl 3:20 Del polvo a la gloria. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.   Salomón expresa su deseo de que los seres humanos se den cuenta que al elegir vivir, debajo del sol sin Dios, para tomarlo como su porción, su provecho, se ponen a un nivel con las bestias, sin ser libres, como ellas, de las aflicciones presentes y mueren. Ambos retornan al polvo del cual fueron tomados. ¡Qué poca razón tenemos de enorgullecernos de nuestro cuerpo o de los logros corporales! Es por cierto triste, lamentable el caso de los que tienen como sus esperanzas y deseos más altos, morir como las bestias. Que nuestra pregunta sea: ¿cómo puede una eternidad de existencia ser para nosotros una eternidad de gozo? Responder esto es el gran propósito de la revelación. Jesús es revelado como el Hijo de Dios y esperanza de los pecadores que afirma: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Jn 11:25-26).   1. Las injusticias de la vida (Ecl 3:16). “Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad.” Previendo cualquier posible objeción a la perfección del plan de Dios, Salomón establece que no había pasado por alto el problema de la injusticia (Ecl 4:1; 8:14). Él había observado en su propia vida (debajo del sol) que la injusticia se manifiesta con frecuencia en el lugar más inesperado  en la corte, que es el lugar del juicio, y de la justicia. La repetición de la frase impiedad e iniquidad enfatiza su sorpresa y consternación. La conducta debajo del sol sin Dios es que: “Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana.” (Sof 3:3). 2. El plan futuro de Dios, juzgar vivos y muertos. (Ecl 3:17).” Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.” Salomón afirma que tanto al justo y al impío juzgará Dios pero que su juicio será en su tiempo (Ecl 11:9; 12:14). Jesucristo tiene la autoridad para juzgar y dar vida eterna: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.” (Jn 5:22,27; Hch 10:42). Para todos aquellos que han rechazado a Dios, durante toda la existencia de la humanidad, habrá un juicio final y el juez será Jesucristo: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” (Ap 20:11-12,15). 3. Del polvo al polvo  (Ecl 3:18-20). “Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias. Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.” El hombre “vuelve a la tierra” a causa de su pecado fue condenado: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”(Gn 3:19). Salomón recuerda lo finito, limitado, temporal del ser humano y compara que tanto el hombre como las bestias mueren y van al mismo lugar, del polvo al polvo de la tierra. 4. Del polvo a la gloria. (Ecl 3:21).