580 – Todo tiene su tiempo. Ecl 3:1

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

580 – Ecl 3:1 Todo tiene su tiempo. Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.   El ser humano debajo del sol no conoce el tiempo oportuno, perfecto para hacer una actividad, emprender un nuevo negocio, viajar, etc. ¿Cómo saber cuándo debemos hacer las cosas? Es un problema importante, porque si acertamos, los resultados pueden ser favorables, pero si escogemos el tiempo inadecuado para una actividad, las consecuencias pueden ser nefastas. Lamentablemente, nadie, ni siquiera el más sabio, siempre escoge bien. Aun el agricultor más experimentado puede plantar demasiado temprano, o demasiado tarde, y pagará caro su error. ¿Quién no lucha con el problema de saber cuándo callarse y cuándo hablar? El único que siempre sabe los tiempos correctos es Dios. De hecho, Él ha establecido el tiempo perfecto para todo, y lo que se realiza en su tiempo apropiado resulta hermoso. Además, el Creador “ha puesto eternidad en el corazón” de los seres humanos. Es decir, nos ha permitido entender que los “tiempos” que vivimos son parte de un plan que el Soberano está llevando a cabo, desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. 1. El problema del ser humano debajo del sol (Ecl 3:1). “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Salomón dice: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo. Al usar las palabras “lo que se quiere” se refiere a todos los actos deliberados y voluntarios de la gente. La frase “lo que se quiere” siempre se usa para hablar de la gente, y significa “desea”; por medio de la metonimia significa “lo que uno desea”. La gente es responsable de sus actos voluntarios, más adelante afirma: “Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.” (Ec. 3:17). Salomón afirma que cada actividad tiene su “tiempo” preciso (un punto en el tiempo) y una hora (duración). Los discípulos preguntaron “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;” (Hch 1:6-7). Enseñando que Dios en su soberanía establece, determina un tiempo (las sazones, kairos), y lo ejecutará en el tiempo (Cronos, cronometro: hora, minuto, segundo) del ser humano, para que se cumpla su buena, agradable y perfecta voluntad. (Ro 12:2). 2. Todo tiene su tiempo debajo del sol (Ecl 3:2-8). En Ecl 3:2–8, el Predicador enumera veintiocho actividades y afirma que cada una tiene su tiempo. Esto significa no sólo que todas ellas suceden en cierto tiempo, sino también que hay tiempos oportunos para cada una. Las veintiocho actividades están agrupadas en catorce pares de polos opuestos (antónimos). Es decir, dentro de cada par, la segunda actividad es lo contrario de la primera. Por ejemplo nacer es contrario a morir, plantar lo contrario de arrancar “Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado” (Ecl 3:2). La lista comienza con la referencia al principio y final de la vida, dos acontecimientos sobre los que una persona no tiene control alguno. Salomón continúa con alguien que comienza y termina con la vida vegetal (tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado), de uno que toma y salva vidas humanas y construye y destruye edificios. “tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar” (Ecl 3:3). Quizá todo esto fue originado por el concepto del nacimiento y la muerte. Luego sigue con las reacciones humanas a los conceptos de la muerte y la destrucción en Ecl 3:4-7 “tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar”.