1196 - Ezequiel 37 - La visión de los huesos secos. Ez 37:4-5

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

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1196 – Ez 37:4-5 – Ezequiel 37. La visión de los huesos secos.Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.  El Señor dio a Ezequiel dos señales (Ez 37:1-14, 15-28) para ilustrar que la restauración de Israel era un hecho que confirmaría las promesas que acaba de darles en Ez 36. Los huesos secos ejemplifican el cautiverio judío: Esparcidos y muertos. Los dos palos (Ez 37:15-17) representan la unión de la nación dividida de Israel después de Salomón, en los reinos del norte y del sur (1Re 12). Los cautivos esparcidos de Israel y de Judá serían liberados de sus "sepulcros" de cautiverio y algún día se reunirían en su tierra natal, con el Mesías como líder. Esta visión aún no se ha cumplido para Israel. Tendrá su cumplimiento en el milenio cuando se cumpla la promesa de Dios: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por Él como quien se aflige por el primogénito.” (Zc 12:10).1. Visión de los huesos secos que reviven (Ez 37:1–14). “Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.” (Ez 37:4-5). Los huesos secos representaban la condición de muerte espiritual del pueblo de Israel. A lo mejor su iglesia le parezca un montón de huesos secos, espiritualmente muertos sin una esperanza de vitalidad. Pero de la misma manera que Dios prometió restaurar a su nación, puede restaurar cualquier iglesia, por seca o muerta que esté. “Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos. Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.” (Ez 37:11-14). En lugar de rendirse, ore pidiendo una renovación, ya que Dios puede restaurarla a la vida. La esperanza y la oración de toda iglesia debe ser que Dios deposite su Espíritu en ella, sea controlada y sirva guiada por el Espíritu eterno “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (He 9:14). Entre más la iglesia sea controlada, dirigida por el Espíritu Santo más llenos serán del Espíritu y se manifestará el fruto del Espíritu: Amor, gozo, paz, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gá 5:22-23; Ef 5:18-20). Pablo nos exhorta: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gá 5:16).2. La señal de los palos reunidos (Ez 37:15–28).