1177 - Ezequiel 1. La visión de la gloria de Dios. Ez 1:28

Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio

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1177 – Ez 1:28 – Ezequiel 1. La visión de la gloria de Dios.  Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba. Ezequiel significa “Dios fortalece, fortalecido por Dios", este nombre resume el mensaje básico del libro: A pesar del cautiverio, la soberana fortaleza de Dios prevalecía, y castigaría a sus enemigos y restauraría a su verdadero pueblo. Ezequiel va a utilizar el lenguaje simbólico de la familia sacerdotal conocido como el código de santidad de Lv 17-26. Ezequiel también es llamado el profeta de actuación dramática porque usa visiones, profecías, parábolas, señales y símbolos para proclamar y dramatizar el mensaje de Dios y llamar la atención a su pueblo exiliado usando la dramatización como en el teatro. ¿Por qué los cautivos en Babilonia necesitaban un profeta? Dios quería que Ezequiel: (1) ayudara a que los cautivos comprendieran por qué los llevaron en cautiverio, (2) disipara la falsa esperanza de que el cautiverio iba a ser corto, (3) llevara un nuevo mensaje de esperanza, y (4) llamara al pueblo a una nueva conciencia de su dependencia en Dios. La visión de la gloria Dios que Ezequiel presenció introduce el libro a los lectores originales para llamarles la atención desde el principio acerca de la gravedad de sus faltas cometidas. El Dios glorioso que se revela en la visión es el mismo a quien ellos habían estado desobedeciendo. I. Transfondo histórico (Ez 1:1-3). Ezequiel tenía 25 años de edad cuando es llevado cautivo a Babilonia e inició su ministerio a los 30 años en el 593/92 a.C. durando veintidós años hasta 571/70 a.C. (Ez 25:17).II. Los cuatro seres vivientes (Ez 1:4-14). “Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre… Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila.” (Ez 1:4-5,10). Los cuatro seres vivientes son identificados como querubines en Ez 10 (Ap 4:7-8). Son ángeles con acceso especial al Señor (Ez 28:14, 16) y son portadores de la carroza del trono de Dios. Las caras simbolizan el gobierno divino de la creación: Primero se menciona al hombre porque él fue la cumbre de la obra creadora del Señor. Es seguido por el león o “rey” entre los animales salvajes; el buey, que es uno de los animales domésticos más fuertes; y el águila, que es “el señor” de las aves. III. Las cuatro ruedas (Ez 1:15-21). “Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban. Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.” (Ez 1:19-20). Ezequiel tuvo la visión del Dios del universo que se trasladaba en una plataforma móvil. El movimiento de los seres vivientes junto con sus ruedas describe la Omnipresencia de Dios. (Sal 104:3). Los aros de las cuatro ruedas llenos de ojos describen la Omnisciencia de Dios (Ez 1:18; Ap 4:8).