1018 - Proverbios. Amonestación de la sabiduría. Pr 1:8-9
Descansando en Dios - En podcast av Francisco Atencio
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1018 – Pr 1:8-9 - Amonestaciones de la Sabiduría. Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre; porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello. Lo que se aprende en el hogar llega a ser el fundamento sobre el cual una persona construye su vida. Esta sección de Pr 1:8-19 es la primera instrucción, advertencia al alumno. Se encuentra el estudio de un caso donde la violencia, el robo y las riquezas son elementos fundamentales. Se presenta como el estudio de un caso ético de la vida. El sabio desea permitir que el joven sienta las tentaciones, el hecho y sus trágicas consecuencias. La sección utiliza las dos partes de la exhortación que se encuentra en Pr 1:8-9. Usando el paralelismo hebreo, en Pr 1:8 da la exhortación y Pr 1:9 da la razón, el porqué. Igualmente, Pr 1:10-15 dan la amonestación y Pr 1:16–19 dan la razón, el porqué de ella. “Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra.” (Pr 13:18) 1. La primera escuela: el hogar (Pr 1:8-9) “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre; porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello.’ “Escucha” es el primer mandato, el primer llamado del libro de Proverbios. Nos hace recordar Deuteronomio 6:4-5: Escucha, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Jesús dijo: El que tiene oídos, oiga (Mt 11:15). Prestar atención a las cosas buenas es esencial en la vida. En Proverbios es sorprendente la presencia de la madre como educadora del hijo (Pr 4:3; 6:20; 10:1; 15:20; 17:25; 19:26; 20:20; 23:22; 29:15; 30:11, 17; 31:1). Su papel es igual al del padre, quien tiene que orientar la educación de su hijo “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Ef 6:4). “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.”(Is 38:19). La madre es la primera mujer mencionada en el libro de Proverbios. Por lo tanto, las palabras de una madre se encuentran en una forma sobresaliente en el último capítulo de Proverbios (Pr 31:1–9). Además, el último elogio del libro va hacia la esposa-madre-cocinera-empresaria-creyente que recibe la alabanza de su marido, sus hijos y su Dios: la mujer virtuosa (Pr 31:10-31). Sigamos el ejemplo de Eunice y Loida “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2Ti 1:5). 2. No a la invitación de la violencia (Pr 1:10-19). “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas. Si dijeren: Ven con nosotros; pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente” (Pr 1:10-11). El pecado atrae porque ofrece una vía rápida, engañosa hacia la prosperidad. Las artimañas de los pecadores (Pr 1:11–14). 1. Tientan al incauto (Pr 1:11a). 2. Ponen asechanzas para derramar sangre que es un eufemismo de violencia. (Pr 1:11b). 3. Acechan sin motivo al inocente (Pr 1:11c). 4. Se proponen tragar vivos y enteros a los inocentes (Pr 1:12). 5. Piensan enriquecerse de sus robos (Pr 1:13). 6. Ponen carnada delante del joven inexperto: “tu puedes participar de las riquezas” (Pr 1:14). Vuelve a repetir la advertencia “Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas” (Pr 1:15). “No me he sentado con hombres hipócritas, ni entré con los que andan simuladamente. Aborrecí la reunión de los malignos, y con los impíos nunca me senté.” (Sal 26:4-5). “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.” (1Co 15:33-34). El fin de los pecadores (Pr 1:16–19). Los pecadores, cuyos pies corren hacia el mal y van presurosos a derramar sangre (Pr